El pasado 12 de diciembre de 2016 tuvimos en Málaga la inauguración de un nuevo museo. Pero este flamante nuevo Museo de Málaga no es cualquier equipamiento cultural a añadir a la lista de la ciudad. Al contrario, nada de lo que le rodea se puede considerar ordinario. Solamente un vistazo a las cifras involucradas en este proyecto nos da una idea del museo tan especial que Málaga acaba de sacar a la luz.
Ya es la quinta pinacoteca más grande de España. El edificio, de 18.400m2), ha sido restaurando por el Ministerio de Cultura con una inversión de unos 40 millones de euros. Se exponen actualmente 2.700 obras de arte, aunque los fondos de la institución alcanzan los 17.000.
Con esta inauguración se han conseguido dos importantes logros.
Por un lado, la restauración del edificio en sí, un magnífico palacio neo-renacentista. Habiendo quedado prácticamente sin uso al final del siglo XX, era una pena que tal edificio no estuviera dotado de vida. Fue construida en la primera mitad de siglo XIX como una nueva Aduana que iba a sustituir a otra que existía en la Puerta del Mar. Poco tiempo mantuvo su función ya que la construcción del parque a final del siglo XIX la iba a apartar del mar.
Originalmente tenía una cubierta inclinada con teja cerámica. Sin embargo, un incendio la devastó y desde 1922, la cubierta pasó a ser plana. Este ha sido otro acierto de la restauración del edificio, la recuperación de la cubierta inclinada. Sin embargo, esta vez ha sido realizada con un sistema único de paneles móviles y que de hecho ha sido patentado por sus creadores.
Por otro lado, el Museo de Bellas Artes se había quedado sin sede desde 1997, cuando el Palacio de Buenavista fue adquirido para albergar el Museo Picasso. Desde entonces, y durante 19 años, todas sus maravillosas obras de arte han estado custodiadas en una nave sin poder ser vistas. Y por si no fuera importante la colección malagueña de Bellas Artes, también ha sido depósito de obras del Museo del Prado que se exhiben también en el Palacio de la Aduana.
Además, se han restaurado más de 450 piezas arqueológicas para su correcta exposición en el Museo de Málaga. De hecho, el Museo Arqueológico Nacional ha completado la colección Loringiana (base de la colección arqueológica) como ya avanzábamos en un post anterior. Y para más deleite, se ha abierto una gran sala, el almacén, donde se pueden ver gran parte de las obras de arte que no están expuestas en las salas expositivas.
Gracias a su inauguración, no sólo se puede disfrutar de un gran museo sino también de un edificio sin igual en la ciudad. El gran patio central invita a quedarse y relajarse admirando su arquitectura. Sus espacios interiores son tan generosos que, parecen hechos para seres descomunales.
Desde aquí nuestra más sincera felicitación a los malagueños por haber obtenido un importante hito en su historia, ya que ellos fueron los que lucharon para que se hiciera realidad este Museo de Málaga, y ellos tienen el deber (y el privilegio) de cuidarlo y por supuesto, disfrutarlo.